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Treinta ediciones de la Bienal Internacional de Cine Científico

BICC Virtual 2020-21 Ronda-Madrid-México

A la memoria de los presidentes de la ASECIC y un reconocimiento a los directores de la BICC Ronda


Decía nuestro anterior presidente de la Asociación Española de Cine e Imagen Científicos (ASECIC), Mariano Cebrián Herreros (1943-2013), que hablar de cine científico era referirse a la ciudad de Ronda, donde la ciencia ha encontrado en este hermoso espacio turístico, histórico y cultural, su escaparate audiovisual a través de la Bienal Internacional de Cine Científico (BICC) promovido inicialmente en el seno de la obra Socio Cultural de la Caja de Ahorros de Ronda desde 1977 (integrada hoy día en el UNICAJA Banco y su Fundación); y también reconocida y hecha suya por su población y sus autoridades locales.

De ahí que, y con la finalidad de darle continuidad a este festival pionero del cine científico en España y Europa, la ASECIC, colaboradora de la BICC desde sus orígenes y en cada una de sus anteriores 26 ediciones, se ha responsabilizado y registrado su huella e identidad como una marca, organizando sus tres últimas ediciones; y ha deseado o pretendido darle visibilidad desde este escaparate como cita bianual, para que investigadores, académicos, productores y realizadores dedicados al cine científico, muestren el rigor metodológico de las obras audiovisuales que se generan desde y en la investigación científica, así como en la exhibición de esas imágenes espectaculares (desde las macro y microscópicas de la salud y la naturaleza, hasta las astronómicas y las de las ciencias humanas, sociales y de la cultura y el arte como complejos procesos, actos y fenómenos físicos, químicos, matemáticos) con narrativas o modos de sorprendentes sobre lo que es y ha sido la investigación y comunicación dedicada a la ciencia y tecnología, y que tanto cautivan en la actualidad.

Por ello, también desde la ASECIC, y desde su fundación en 1966, quisiéramos recuperar para para la celebración de la trigésima edición de la BICC, la vocación pedagógica y didáctica de uso educativo que deben tener las imágenes audiovisuales científicas; y donde deseamos manifestar la convención y el empeño que han tenido promotores y reconocimiento en personas y sectores audiovisuales que trabajan en y para la comunicación educativa, y en especial, de niveles escolares básicos (infantiles y adolescentes) con la iniciativa niñas, niños y jóvenes investigadores y comunicadores científicos.

Es evidente que en todas las ediciones de la Bienal, la gran fuerza del festival radica en la adaptación continua a las innovaciones técnicas, tecnológicas, expresivas y exigencias comunicativas y estéticas del cine científico, dado que se ha convertido en una referencia nacional e internacional para todos cuantos se dedican a la producción, difusión y a sus usos en la investigación y docencia.

Durante estas casi cuatro décadas, en torno a este evento dedicado a la comunicación audiovisual, se ha venido reuniendo las más significativas personalidades españolas internacionales del cine, de la televisión y del vídeo dedicadas a esta especialidad, en unos casos con exhibiciones producciones propias y en otros como participantes en las sesiones de reflexión y debate.


Sin embargo, el festival si bien ha mantenido y sigue cultivando una relación estrecha con su entorno, durante la semana de la Bienal que se desarrolla a finales del mes de noviembre, no se ha quedado recluido en la ciudad de Ronda, localidad de celebración o núcleo en el cual gira el festival, sino que se ha ido extendiendo a otras localidades de la Serranía de Ronda como el poblado conurbado de Arriate, y también posteriormente a otras ciudades andaluzas donde se han proyectado las películas presentadas durante el evento; sin duda, en sus distintas sedes presenciales que ha tenido, se ha venido construyendo un espacio físico que alberga todas las proyecciones y actividades paralelas que se realizan en sus distintas ediciones; pero, las cuales, y desde su edición XXVII de 2014, se han vuelto también remota en otras ciudades de España, como Madrid, Segovia o Las Palmas de Gran Canaria; o bien en otras localidades de diferentes países latinoamericanos como Quito, Guayaquil o Cuenca en Ecuador; Caracas, Venezuela y/o Zacatecas, Cuernavaca, Celaya, Puebla, Autlán y Ciudad de México. Ya se ha establecido con eficacia un circuito de exhibición con las sedes remotas iberoamericanas que han sido instalando después de cada una de las convocatorias.

Hoy día, y ante la problemática de la pandemia COVID 19 con el obligado confinamiento en casa, la BICC se convierte también, y por fin, con esta trigésima edición, en una plataforma virtual de proyecciones en línea para mostrar las producciones internacionales de mayor relieve del cine científico, así como los tele-encuentros interactivos ASECIC que logran la participación de distintos expertos iberoamericanos en las diferentes mesas redondas sincrónicas a distancia, mediante videoconferencias IP en formatos audiovisuales tipo Webinar.

Las convocatorias del certamen internacional de cine científico, así como las de las sedes remotas BICC, brindan las posibilidades para ver y valorar en el concurso de sus palmares, premios o reconocimientos de las obras audiovisuales en competición, o bien en las muestras paralelas dedicadas a la labor de un autor o del panorama de un país. Se han ofrecido selecciones representativas de los premios ASECIC otorgadas a las mejores obras audiovisuales que se han presentado en otros Festivales y eventos celebrados en otros países. Incluso, se ha pensado en integrar una especie de Festival de Festivales Internacionales, en los que cada uno está presente en el de los demás.

Ofrecer una plataforma audiovisual amplia de las producciones de cine científico del momento y de las tendencias que se siguen, más allá de la presentación que se hacía en la ciudad de Ronda, permite que los productores e interesados del cine audiovisual que puedan conocer directamente lo que está elaborándose en los países que participan en el festival. Y si bien en la BICC han estado presente diversos festivales y muestras audiovisuales especializadas, relacionadas con algún aspecto temático, asimismo se han comenzado a incorporar congresos y reuniones de especialistas, sean investigadores, académicos, profesionales comunicadores o divulgadores y productores audiovisuales científicos y educativos.

No obstante, la BICC por el momento no es un festival que tiene un mercado de compraventa, pues no se tiene ningún objetivo comercial, sino solamente de exhibición, y además de un lugar encuentro de especialistas de laboratorios y centros de investigación científica y producción audiovisual, así como servicios formativos como microcursos y talleres. Las secciones del propio concurso o del certamen; han congregado un número creciente de personas participantes de diversas procedencias y de carácter inter, multi o pluridisciplinario.

Es resaltable la presencia de los grandes centros extranjeros de producción y difusión de cine científico. Tan importantes como éstas son asimismo las secciones paralelas dedicadas a un autor, a un tema, a un país o a otros aspectos. Y se puede decir que por la BICC ha pasado la historia del cine científico mundial en sus últimos 30 ediciones; y que ha tenido y sigue teniendo un impacto amplio y profundo en sus sedes donde se proyectan las películas del evento, como la celebración del mismo, y la organización también de actividades paralelas relacionadas con el tema del festival, y jornadas dedicadas a la exhibición de determinada selección de producciones para niños y jóvenes, como una vez terminado, ya que algunas obras recorren a lo largo del año múltiples colegios y centros docentes para los diversos niveles educativos.


Indudablemente, con la bienal se ha cumplido una función pedagógica dinámica muy vitalizadora; por una parte, en pro de la difusión y conocimiento de la ciencia, mediante el lenguaje de imágenes y sonidos tan próximo a los niños y jóvenes. Por otra parte, la BICC ha sido una escuela de aprendizaje para quienes se preparan para ser futuros creadores de cine científico. Su labor pedagógica ha transcendido las fechas y el lugar de celebración. Las producciones se han exhibido en diversos cursos especiales y en varios servicios formativos de centros educativos. Y se ha constituido un campo de aprendizaje y enseñanza para quienes se dedican a la investigación y comunicación audiovisual científica.

Desde esta perspectiva, lo mejor que le puede ocurrir, es que después de estas 30 ediciones, y de cara al futuro, prosiga viviendo este festival; y no solo en la mente de los que lo han vivido, sino en generaciones próximas. El deseo y apuesta es que además de lo que se ha vivido, como dijo el Dr. Cebrián Herreros, ahora que conmemoramos esta trigésima edición de la BICC, “que el festival de Ronda tenga más futuro que pasado.”


Gerardo Ojeda Castañeda – Secretario General de la ASECIC/Asociación Española de Cine e Imágenes Científicos

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